Repetir buenas temporadas en la NFL es muy difícil. La agencia libre hace complicado conservar a las figuras de un año a otro y siempre hay que contar con mucha fortuna para que las lesiones no afecten a los jugadores clave.
Es por eso que muchas veces el ganador del Super Bowl ni siquiera accede a los playoffs en el campeonato siguiente. Pasó con los Ravens en 2014 y con los Giants la temporada anterior, por citar los ejemplos más cercanos.
De ahí la trascendencia de lo que acaban de lograr los Seattle Seahawks, ganadores del último Super Tazón, y que el domingo 18 de enero volvieron a quedarse con el título de la NFC y los pasajes para la gran final de la NFL, que este año se disputará el domingo 1 de febrero, en Phoenix.
Tal como en algún momento en la temporada, en el duelo ante los Packers parecía que los Seahawks no tendrían como revertir a su favor el resultado el resultado del duelo, pero de manera dramática lograr vencer a los visitantes de Green Bay.
El primer tiempo de Seattle fue para el olvido, con muchos balones entregados y una ofensiva incapaz de conseguir un primero y gol. De hecho, el resultado 16-0 con que se fueron al descanso tras los dos cuartos iniciales, fue a la larga una farra para los Packers, que apenas lograron un touchdown.
Mejoró Seattle en la segunda mitad, pero no era suficiente para tomar supremacía en el duelo. Sin embargo, con 2:09 por jugar en el último cuarto, la suerte le volvió a sonreír al entrenador Pete Carroll cuando los Seahawks recuperaron una patada corta producto de un grave error de Brandon Bostick. De haber controlado la ovalada el receptor, los Packers hubieran sacado pasajes a Arizona, pero en vez de eso, vieron como un TD de Marshall Lynch ponía a Seattle al frente por primera vez en el duelo.
Gracias a la habilidad de Aaron Rodgers, en un minuto y 29 segundos los Packers lograron mover el balón con habilidad terreno arriba y con un gol de campo igualaron el duelo 22-22 y lo mandaron al tiempo extra.
Pero para entonces, los Seahawks venían con el envión anímico y con un pase de 35 yardas de Russell Wilson a Jermaine Kearse, lograron el touchdown que terminó el partido y les entregó el título de la Conferencia Nacional. Gracias a esto, Seattle se convierte en el primer campeón defensor en llegar al Super Bowl de la temporada siguiente desde que los New England Patriots lo hicieron en el campeonato de 2004. Esa vez, los “Patriotas” derrotaron en la final a los Eagles.
PALIZA PATRIOTA
Por todo la emoción y el drama que se vivió en Seattle, con el QB Russell Wilson llorando por la clasificación a un nuevo Super Bowl, la final de la Conferencia Americana fue un partido dominado de principio a fin por los New England Patriots, que barrieron en Boston 45-7 a los Indianapolis Colts, en la mayor paliza en el duelo de definición de la AFC desde la temporada 1990 (entonces los Bills vencieron 51-3 a los Raiders).
Gracia a esto, Tom Brady se convierte en el mariscal de campo con más presencias en un Super Bowl (6), superando a otros grandes de su puesto como John Elway (5, todas con los Broncos), Joe Montana (4, 49ers) o Terry Bradshaw (4, Steelers).
Además, Brady iguala al tacle defensivo Mike Lodish (Bills y Broncos) como el jugador, de cualquier posición, con más Super Bowl jugados (6).
El mariscal de los Patriots tendrá en Phoenix la posibilidad de igualar a Montana y Bradshaw (ambos con 4) con el mayor número de triunfos en un Super Tazón como QB.