Barack Obama, el hincha número uno de los Bears Responder

Barack Obama siempre ha estado muy ligado a los deportes. Le gusta mucho el básquetbol y de hecho el día de las últimas elecciones, mientras Mitt Romney hacía campaña en Ohio, el presidente de Estados Unidos prefirió jugar un partido con unos amigos en Chicago.

También es un gran fanático del fútbol americano y en especial de los Bears, el equipo que representa a la «Ciudad de los Vientos» en la NFL, por el cual suele exteriorizar sus preferencias y al que sigue constantemente, al menos por televisión. Lo demostró el día anterior a las elecciones cuando apareció entrevistado, al igual que Romney, en el entretiempo de Monday Night Football -el tradicional partido del lunes por la noche- por el periodista Chris Berman de ESPN. Consultado si creía que el equipo de Chicago podía llegar al Super Bowl de esta temporada, Obama contestó con fuerza que sí: «Es la mejor defensa de la NFL en este rato y Charles Tillman (el esquinero de los Bears) podría ser el mejor defensivo de la temporada por la forma en que está jugando».

En Monday Night Football Obama tuvo una muy comentada aparición cuando todavía era senador. En el segmento de apertura comenzó hablando muy serio en lo que parecía ser un discurso político sobre su futura carrera presidencial sin embargo era todo un juego para darle el apoyo a sus Bears. Curiosamente, ese tradicional segmento de apertura también incluía el tema «All My Rowdy Friends Are Here on Monday Night» de Hank Williams Jr, pero se terminó en octubre de 2011 cuando el cantante de música country descalificó a Obama y lo comparó con Hitler.

Menos polémico que ese episodio fue cuando a Obama le tocó recibir en la Casa Blanca a los Green Bay Packers, el rival clásico de los Chicago Bears, como campeones de la temporada 2010. En la ocasión el presidente no se contuvo y les reconoció a los jugadores de los «Cabeza de Queso» que «esto duelo un poco. No tanto como la final de Conferencia (que los Packers le ganaron a los Bears), pero duele». Durante la ceremonia, el veterano esquinero Charles Woodson le regaló a Obama una de sus acciones del club (cuya propiedad está repartido entre los hinchas) y el presidente bromeó diciendo «ya que tengo parte de la propiedad, creo que deberíamos transferir a Aaron Rodgers (mariscal y figura del equipo) a los Bears».

Al menos el presidente tuvo un consuelo cuando recibió en la Casa Blanca al equipo de Chicago campeón del Super Bowl de 1986 (temporada de 1985), que dicho año no fue invitado a la Casa Blanca por el luto que se vivía tras el accidente del transbordador Challenger, ocurrido días después de la final de la NFL. De regalo, Obama recibió una camiseta de los Bears con el número 85 y su nombre estampado de manos del ex entrenador Mike Ditka.

Además de los Bears, Barack Obama también suele opinar de otros temas relativos al fútbol americano: como por ejemplo cuando criticó a los árbitros suplentes, designados por la liga para reemplazar a los titulares en huelga, por sus constantes errores en el comienzo de la actual temporada de la NFL o cuando en varias ocasiones reclamó por un sistema de playoffs para dirimir al campeón del fútbol americano universitario, situación que finalmente se materializará en un par de años.

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