Es una de las pocas manchas negras (no es la mayor, porque esa es el aún incontrolable doping) de una liga que no parece tener techo en su crecimiento comercial y que factura cerca de US$ 10 mil millones por temporada. Pero de esas ganancias sólo escasos dólares los aporta el Pro Bowl, el «Juego de las Estrellas» de la NFL, que en el último tiempo se ha convertido en un dolor de cabeza de difícil solución: a diferencia de lo que ocurre en el béisbol y la NBA, este partido de exhibición de la liga de fútbol americano se disputa a fines de la temporada, cuando el Super Bowl concentra toda la atención y muchas figuras ya están de vacaciones.
Uno de los cambios recientes fue pasar el Pro Bowl de la semana posterior al «Super Tazón» al domingo anterior, pero el interés por este juego se mantuvo muy por debajo de las aspiraciones de la liga. Con el objetivo de evitar el tan rumoreado final de este partido y intentar encantar a los aficionados, el 31 de julio la NFL anunció una serie de cambios para este duelo, que se juega casi ininterrumpidamente en Honolulu, Hawai desde 1980, y que en su gran mayoría fueron propuestos por Domonique Foxworth, presidente del sindicato de futbolistas:
- Se acaba el tradicional enfrentamiento de las conferencias, en este caso NFC contra la AFC. Los jugadores serán seleccionados tras una votación de hinchas, entrenadores y otro futbolistas, sin importar de qué conferencia vengan.
- La composición de los equipos estará a cargo de los dos jugadores más votados, más la participación de dos campeones de la ligas de Fantasy Football de NFL.com. Estos aficionados estarán asesorados por los ex profesionales Jerry Rice y Deion Sanders.
- La selección de los equipos se realizará el miércoles 22 de enero y será transmitida en vivo por NFL Network. Luego los jugadores entrenarán jueves, viernes y sábado. El Pro Bowl se desarrollará el domingo 26 de enero en el Aloha Stadium.
- El staff de entrenadores y técnicos saldrá del equipo perdedor de la serie divisional de los playoffs de la AFC y NFC que tenga el mejor récord.
- El partido tendrá reglas especiales: por ejemplo, se agregará «una pausa de los dos minutos» al primer y tercer cuarto, a la vez que la pelota cambiará de control al finalizar cada etapa. De esta manera se busca que los mariscales ocupen los últimos dos minutos de cada cuarto para anota un touchdown o al menos una patada (estos cambios es para darle más emoción a este juego y no son un experimento para cambios futuros en la liga).
- Además, no habrá patadas iniciales ni después de cada anotación. En cambio, la pelota será ubicada inmediatamente en la yarda 25 para iniciar las acciones (este cambio es para evitar el contacto físico tras cada patada y evitar lesiones o golpes duros para jugadores que ya están terminando la temporada).
¿Funcionará? Lo más probable es que no, porque más allá de todos los maquillajes, el problema que subyace es una fecha muy complicada. Pasarlo a mitad de temporada está fuera de toda discusión, ya que ningún equipo arriesgaría a sus jugadores para un duelo de exhibición. El tema clave es la intensidad, esencial en la NFL pero ausente en el Pro Bowl. Sin ese elemento, este evento difícilmente permanecerá en el tiempo.