Los Angeles y su apatía: otro dolor de cabeza Responder

El área metropolitana de Los Angeles reúne a más de 13 millones de personas, la segunda mayor población de Estados Unidos detrás de Nueva York. Escenario propicio –y codiciado- para cualquier equipo deportivo, ¿cierto? Los Lakers de la NBA, los Dodgers de las Ligas Mayores y los Kings de la NHL contestan que sí, pulgar arriba. También los Clippers y los Angels. Pero la respuesta es sorpresiva y diametralmente opuesta para los dos equipos de la NFL que hicieron de L.A. su casa.

Puede sonar raro que la liga deportiva más poderosa de Estados Unidos no se acomode en un mercado como el angelino, pero es la cruda realidad que por estos días les toca enfrentar a Rams y Chargers, dos equipos nuevos en este vecindario.

Los Rams se instalaron por primera vez en California en 1946. Venían de Cleveland con un título en la mano, que repitieron en 1951. Pero luego de eso, nunca más se coronaron campeones en Los Angeles y solo llegaron a un Super Bowl, en 1980. En 1994 se fueron a Saint Louis (el mismo año que también los Raiders dejaron L.A.), donde al menos sí ganaron un campeonato de la NFL.

Empujado por la misma liga, y con un ambicioso proyecto comercial que incluye la construcción de un estadio para el 2021, Stan Kroenke (dueño también del Arsenal inglés y de los Colorado Rapids de la MLS), decidió en 2016 mover a los Rams de regreso a Los Angeles.

La historia de los Chargers es más fácil de contar: fueron fundados en L.A. en 1960, al año siguiente se fueron a San Diego y esta temporada con gran polémica dejaron la ciudad fronteriza para volver a instalarse en Los Angeles.

Ninguno de los dos equipos, entonces, están en el corazón de los hinchas de esta ciudad. Muy distinto el caso a la identificación que logran los Lakers, los Dodgers o los Kings. Tampoco es que a los angelinos no les guste el fútbol americano, porque a nivel universitario los Bruins de la UCLA y los Trojans de USC llenan sus estadios con más de 90 mil personas sábado a sábado durante el otoño norteamericano.

 

Los Chargers no han podido llenar el StubHub Center, un pequeño estadio construido para el fútbol y que será la casa del equipo hasta el 2021.

 

Los Angeles no tuvo a ningún equipo de la NFL entre 1995 y el 2016, y a la ciudad poco pareció importarle. Por el contrario, fue la liga la que buscó todos los caminos posibles para volver y esta temporada la decisión le ha explotado en la cara, con los Rams jugando en un estadio a media capacidad y los Chargers incapaces de llenar el StubHub Center en el barrio de Carson, un recinto para apenas 27 mil personas (el más chico de la NFL).

Cierto es que los Rams juegan en esa monstruosidad que es el Coliseo (con una capacidad para 93 mil espectadores) y los Chargers lo hacen en un estadio construido para el fútbol de la MLS, pero son apenas atenuantes para uno de los graves problemas que ha tenido que enfrentar la NFL en este 2017. La realidad es que los números pesan: en tres partidos, los “Cargadores” tienen un promedio de 25.380 espectadores y la mayor asistencia de los “Carneros” es de 60.745 personas.

En los Rams, confían en que todo cambiará en el corto plazo si el equipo logra consolidarse como candidato a clasificar a los playoffs, y mucho más cuando ya esté listo el City of Champions Stadium en el suburbio de Inglewood.

El caso de los Chargers es más complejo, incluso con rumores de un posible regreso a San Diego, aunque para eso, el equipo tendría que cambiar de dueño y rogarle a la liga que no les aplique una altísima multa.

El escenario más realista es que los Rams y los Chargers tendrán que invertir en buenas figuras y hacer un gran trabajo de marketing para atraer a un público más acostumbrado al básquetbol y al béisbol profesional. De lo contrario, la NFL podría estar ante uno de los mayores fracasos en la era de Roger Goodell como comisionado.

Deja un comentario