Antes del 9 enero, Nick Saban ya era una leyenda vigente del fútbol americano gracias a cinco títulos nacionales de la competencia universitaria. Pero su estatura creció a niveles históricos luego de la victoria sobre Georgia, en la final disputada en el flamante estadio de Atlanta.
Alabama, el equipo de Saban, perdía 13-0 ante los “Bulldogs” y peor que eso, no tenía respuestas defensivas ni ofensivas, ante un equipo liderado por un novato de 19 años.
En el entretiempo entonces, Nick Saban decidió golpear la mesa y sacó al quarterback titular Jalen Hurts –quien tenía 25 victorias sobre 27 partidos con los “Bama”- y apostó todo a Tua Tagovailoa, un joven rookie de 18 años, quien hasta hace 12 meses el mariscal en una secundaria de Hawái.
Saban necesitaba una chispa y Tagovailoa le dio a Alabama una marea de fuego: 14 de 24 en pases, 166 yardas y tres touchdowns. Lo mejor de todo, que los “Crimson Tide” lograron igualarle el partido 20-20 a los “Bulldogs” y en los últimos segundos estaban muy bien posicionados para ganar el partido, y el título, con un gol de campo… pero lo fallaron y el partido se fue a tiempo extra.
Nada fue fácil para Alabama y Saban esta temporada. Tuvieron que sufrir lesiones, una dura derrota ante Auburn en el clásico estatal que casi los deja fuera de los playoffs y en el overtime Georgia se puso arriba 23-20 con un gol de campo.
En la posesión siguiente “Bama” estaba obligado a al menos anotar tres puntos o el título se quedaba en mano de los “Bulldogs” por primera vez desde 1980. Para peor, Tagovailoa fue atrapado y perdió 16 yardas para generar un segundo down y 21 por avanzar, en la yarda 41 del ataque de Alabama.
Lo mejor del triunfo de Alabama vs Georgia. https://t.co/LelOOx4cDC
— NFLenCastellano (@NFLenCastellano) January 12, 2018
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Pero seguramente en la mente del joven Tagovailoa no hubo tiempo para analizar el error de la jugada anterior, ni la dramática situación de su equipo. Así se comporta casi todo el mundo a los 18 años.
Con esa desfachatez, el joven hawaiano nuevamente con el balón en su poder, aprovechó la fuerza de su brazo izquierdo para encontrar de manera perfecta a DeVonta Smith, otro novato, quien anotó el touchdown que le dio la victoria y el título a Alabama.
Ahí, el siempre compuesto Nick Saban, botó sus audífonos para salir corriendo a celebrar una victoria impensada casi toda la noche y que en algún momento durante la temporada también parecía improbable. Además, claro, Saban igualaba nada menos que a Paul “Bear” Bryant con seis títulos nacionales, un récord a nivel universitario. Bryant ganó todos sus anillos con Alabama, pero durante 25 años. Saban tiene uno en LSU y logró cinco con “Bama” en 11 temporadas. Toda una leyenda.